El panel se convirtió en una especia de “todo lo que querías saber del negocio de la música y te daba miedo preguntar”
Por: Jhovanna Pumarol
“Mi nombre es Porfirio Pina y estoy aquí para ayudarles a que su música sea escuchada”. Con esta frase inició su presentación el reconocido director senior de Broadcast Music Inc. en el III Festival de Cine Global Dominicano, la cual estuvo llena de compañerismo y entusiasmo entre los concurrentes.
Porfirio Pina ofreció una breve introducción de su vida profesional, dejando al descubierto que a su corta edad ha logrado proyectar la carrera de músicos como son Nicolás Tovar y los grupos musicales Sandy y Papo y Los Ilegales, entre otros.
Luego habló del proceso que considera más tedioso y atemorizante para un autor musical: los términos legales, como son los derechos de autor, acuerdos y colocación de las composiciones.
Mientras hablaba, el silencio imperó en el aula. Nadie se atrevía a hablar por miedo a perderse algún concepto. Al terminar, el asombro se esparció. Nadie creía que en media hora se pudiese decir tanto. Entonces el expositor mencionó los elementos esenciales para llegar a la cima: tener un sello discográfico, registrar la obra y mercadearse. Después preguntó: “¿Alguna duda?”. En segundos el auditorio se llenó de manos levantadas.
Todas las preguntas de la audiencia estaban basadas en experiencias personales que necesitaban solución. Es justo decir que Porfirio, con carisma y honestidad, dio respuesta a muchas contrariedades. Los minutos pasaron y nadie lo notaba, ya que todos conversaban y se aconsejaban entre si.
Una pregunta se convertía en tema de debate, los chistes surgían. Por momentos olvidaban las preguntas y trataban de conocerse entre si; la barrera entre el expositor y la audiencia desapareció para convertirse en un puente entre el consultor y el consultado.
Para aumentar la confianza, Porfirio contó la forma en la que entró en el negocio de la música. La moraleja de esta anécdota fue que no todo es tan fácil como parece y que la rendición es un concepto ignorado por quien desea ser parte del negocio de la música.
El consejo más importante fue la necesidad de proteger las creaciones del autor musical. El plagio puede ocurrirle a cualquiera y en cualquier lugar, por lo que siempre, al tener una obra, debe de registrarla.
Para terminar la conversación, Porfirio se puso a disposición de todos los asistentes, y citó: “Tal vez no financie sus películas, pero estaré dispuesto a ayudarlos. Yo respondo todas las llamadas y los emails, no tienen de qué preocuparse.”
Todos los asistentes salieron felices de la presentación, porque un gran peso de sus hombros desapareció. Para la audiencia son pocas las personas como Porfirio Pina, con tal empatía y deseo de ayudar.
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