“Camino de hierro es una carta de disculpa al pueblo chino por los maltratos durante la construcciones de ferrocarriles en Canadá”
Santo Domingo, 20 de noviembre de 2008
Durante el intermedio de la actividad miembros de la comunidad china realizaron la danza del león y de los dragones
Charlotte Sullivan, actriz de Camino de hierro, película que se presentó este jueves por la noche en el Teatro Nacional, dijo serena y orgullosa ante un auditorio compuesto por más de 150 personas, y que contó con representantes de la comunidad china en el país, que el film “es una carta de disculpa al pueblo chino por los maltratos durante las construcciones de ferrocarriles en Canadá, y además una carta de amor para el mundo entero”.
Así se habló Sullivan sobre Camino de hierro, un film ambientado a finales del siglo XIX, dirigido por David Wu y que contó con la participación de reconocidas estrellas del séptimo arte, como el ganador del Oscar Peter O'Toole y el actor de Jurassic Park, Sam Neill.
Iron road (en inglés) cuenta la travesía de “Pequeño Tigre”, una intrépida e inteligente joven de 19 años, quien haciéndose pasar por hombre, zarpa hacia Canadá a trabajar en la construcción de las líneas ferroviarias, junto a otros 2000 obreros chinos que pensaban que encontrarían prosperidad y fortuna en las tierras canadienses su suerte fue otra. Las condiciones de trabajo más la dificultades provocó que la mayoría de los obreros murieran lejos de sus tierras, corroborando los registros históricos que detallan que por cada milla de ferrocarril tres obreros morían.
La productora de la película, Anne Tait, declaró ante el público que la película “retrata una época oscura” de la historia de Canadá en la que muchos obreros chinos murieron y fueron maltratados además de que el gobierno los maltrató. Tait contó que la idea de hacer el largometraje surgió coincidencialmente una noche como la de este jueves, mientras observaba fotografías antiguas sobre la construcción de las vías ferroviarias.
En una de las fotos encontró una chica que estaba rodeada de hombres en la cubierta de un barco y, automáticamente, en su mente surgieron preguntas sobre qué hacia en el barco y el resto de la historia.
A ritmo de tambores y platillos chinos, en el intermedio de la presentación, la comunidad china presentó la danza de los dragones, símbolo del poder y de la grandeza de los dioses, y la de los leones chinos, guardianes por tradición de la cultura china y cuyos colores rojo, blanco y negro simbolizan sentimientos de felicidad para los chinos.
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